La mujer en la cultura turca, desde Asia Central hasta Anatolia.
Nos enteramos de las informaciones sobre la mujer turca en las inscripciones de Orhun y nuestros productos de la literatura verbal que son las sagas.
Según el entendimiento del derecho turco, después del padre, es la madre quien representa a la familia. La herencia del padre lo recibía la madre. Y la madre es la tutora de los hijos. En la historia turca las mujeres tienen palabra también en el estado. En el idioma turco la palabra “madre” siempre se usaba antes de la palabra “padre”. En el libro de Dede Korkut (Abuelo Korkut), la gran obra del idioma y la cultura turca, contiene la expresión, “madre ascendiente”.

En las antiguas comunidades turcas la mujer y el hombre estaban posicionados en el mismo lugar, como Hakan y Hatun, en la administración del estado. Aunque las mujeres no desempeñaban ningún papel en los asuntos políticos y militares, cumplían con una importante misión al lado del khan (emperador turco) en la administración del estado. Tomaban las decisiones sobre los acuerdos y la correspondencia política siempre junto con el khan.

Cuando se escribía un mandato, los mismos siempre empezaban con las palabras “Hakan y Hatun (el emperador y su mujer) ordenan…” El emperador siempre participaba junto con su mujer en las festividades, ceremonias, asambleas generales, las ceremonias religiosas y otras reuniones. La mujer que acudía a todas las reuniones oficiales, a su vez, siempre tenía el derecho de voto. Además cuando el khan estaba de guerra o fuera de la capital, la Hatun regía el país como su sustituto. La mujer también asumía cargos como dirigir las asambleas turcas. En las fuentes chinas se refleja que la mujer tenía incluso un propio palacio.

En los poemas épicos turcos la mujer turca es fiel a su marido, su hogar y sus hijos. Bajo ninguna condición da concesiones en su fidelidad y devoción a su marido y familia. Kanikey, la mujer de Manás, su madre Çıyırdı Hatun, Ay Çörek, la mujer de Semetay, Ak-Erkeç, la mujer de Kökçö y Altınbay, la mujer de Almambet, todas ellas eran mujeres muy inteligentes y bravas. Igual que en las inscripciones de Orhun, también en la saga de Koblandı Batır de los turcos kazajos, la mujer es un protector.
También en los Cuentos de Dede Korkut la mujer se idealiza. Este modelo de mujer se nos aparece siempre como una persona que es fiel a su hogar, que protege el honor de su marido, que siempre está al lado de él, que le apoya, que le muestra cariño, respeto y fidelidad, que muestra hospitalidad, que es muy generosa ante sus invitados y que no cotillea. Estas mujeres nunca causan roces internos y alguna convulsión. Siempre aseguran la paz y tranquilidad. Y el cariño y respeto sentidos por el hombre hacia la mujer se reflejan en sus palabras.
En los Cuentos de Dede Korkut Dirse Khan se dirige a su mujer diciendo: “Ven, mi destino, la reina de mi hogar”.
En estos cuentos también se destaca que la mujer turca tiene que ser fiel a su marido hasta su muerte y que tiene que proteger su pureza en cada ocasión. El mejor ejemplo de eso es Burla Hatun en los Cuentos de Dede Korkut. Cuando Kazan Khan sale de caza con sus amigos, sus enemigos asaltan su casa. Secuestran a su mujer, su hijo y las demás mujeres en su grupo de nómadas. Pese al peligro de que los enemigos maten a su hijo, Burla Hatun resiste, lucha y protege su honor y pureza.
En los Cuentos de Dede Korkut la mujer no solamente aparece como madre, novia o mujer, sino también resaltan por su coraje, energía, determinación, su carácter bueno y su libertad de poder tener iniciativa propia. En los Cuentos de Dede Korkut las mujeres montan muy bien caballo, son capaces de usar arco y flecha y espada. Cuando eligen a alguien para casarse, estas mujeres héroes dicen: “Tiene que ser al menos igual de valiente como yo, tienen que ser honestos”. En dichos cuentos existen los ejemplos que muestran que es normal que la mujer y el hombre se ponen a prueba mutuamente para ver su fuerza y coraje.

Selcan Hatun que es la hija de un señor, quiere que el hombre con quien se va a casar sea muy fuerte y un héroe. Selcan Hatun monta muy bien caballo y sabe usar arco y flecha. Igual que Selcan Hatun, también Banu Çiçek es una mujer héroe. Banu Çiçek es la comprometida de cuna de Bamsı Beyrek y es al menos igual que brava como él. Le desafió cuando se encontró con Beyrek y luchó con él para probar su talento, en otras palabras, probó si era un marido apropiado para ella.

También en los poemas épicas de los kirguises la mujer tiene que ser al menos igual de valiente como el hombre. También se desafió a una prueba Kanikey, la mujer con la que se iba a casar Manás. Kanıkey venció en una lucha a un hombre mandado por Manás. El hombre que fue a comunicarlo a Manás dijo: “Ella es una leona”. Manás que cayó como esclavo en las manos de los calmucos, fue liberado por su mujer Kanıkey. Kanıkey monta excelentemente el caballo. En el poema épico se dice que “Kanıkey tomó las armas de Manás, se vistió con su armadura, se montó en su caballo Akkula y luchó como una leona”.
También su hijo, Semetay, recibió la ayuda de su madre en los campos de batalla. Altın Ay, la madre de Almambet es otra mujer sin temor que se nos aparece como una mujer luchadora. En la saga, Altın Ay le ayuda a Almambet cuando éste se queda en medio de los enemigos. Altın Ay consiguió salvarle pero ella misma murió. Kanıkey, igual que Ay Çörek, después de la muerte de su marido tomó la revancha de sus enemigos que le mataron. Cuando el hombre sufre problemas, la primera persona en ayudarle es su mujer y madre. La mujer que con estas características se muestra valiente y como una héroe, al mismo tiempo, es una persona amable, simpática y fiel a su marido, familia y hogar.


En las sagas se ve que la mujer que monta caballo, usa arco y flecha, sale de caza y lucha, no es nada de diferente que el hombre en cuanto a los valores de voluntad, fuerza y coraje. Estas mujeres no dudan en sacrificarse para sus maridos. En el cuento Deli Dumrul (Dumrul el Loco), cuando Azrael quiere cobrarse la vida de Deli Dumrul su mujer no duda en ofrecer su vida en lugar del suyo.


En el poema épico Manás tiene lugar esta expresión: “Si una mujer dice algo, hay que escucharla, seguro que dirá la verdad”. En un proverbio kazajo se dice: “La primera riqueza es la salud y la segunda es la mujer”. Así se ve muy bien que la mujer dispone de características muy destacados y tiene un estatuto muy alto.